REC-PAUSE-PLAY
por Silvia VELOSO
para revista SAPOSCAT
No hace tanto tiempo el tiempo era de otra manera. Entonces, los adolescentes analógicos podíamos salir contando en casa que íbamos a tal o cual lugar, con tales o cuales amigos. Y una vez cerrada la puerta, la libertad. Sin cámaras controlando cada rincón de las calles, ni entrometidas aplicaciones de geolocalización personal registrando todos nuestros movimientos, la ciudad se abría en un anónimo perfecto en el que el destino podía estar en cualquier parte y las compañías ser muy diferentes a las informadas. Era posible no saber nada de los otros y que los demás no tuvieran idea de lo que hacíamos. Había secretos y mentiras fáciles de guardar. Los pasos no dejaban huellas encriptadas.